Disimula, disimula mi pequeña niña, que aún no ha terminado de caer la última hoja de aquel árbol.
Disimula sabiendo que una lágrima no cambiara la dirección del viento.
Disimula niña dulce, y siempre recuerda que nada detendrá el tiempo de aquel reloj.
Disimula sabiendo que los demás te ven pero no te observan.
Disimula solo para no ir en contra de la corriente.
Disimula para que no te miren.
Disimula para perder tu honestidad y solo así no danzar en un mar de lágrimas.
Disimula niña tierna, disimula que aún no has terminado de escribir la última hoja de ese libro.
Disimula que arde
Disimula que quema
Disimula que duele
Disimula que mata
Ay mi niña!
Disimula que aún sigue cayendo la última hoja de aquel árbol.
Disimula que aún no has terminado de morir.
05.02.08
Rocio I. Badias
martes, 5 de febrero de 2008
viernes, 1 de febrero de 2008
Nº 43: A Ale (La Batalla Triunfal)
La incertidumbre de la muerte el misterio de la vida, la dualidad adherida a flor de piel y la batalla triunfal.
Una vez mas la vida y la muerte deciden sentarse junto a un individuo con el fin de jugar una nueva partida, la oscuridad queriendo cegar, mientras que su luz nunca se apagó. Falto a las reglas del juego, “los de afuera son de palo” fue un código que no supo sostener, se introdujo en la jugada siendo muy consciente de que sería él quien tendría la última palabra.
De repente fueron dos puertas las que se le presentaron en su camino, la oscuridad le ofreció alas para volar, para huir; mientras que su luz le regalo solamente dos piernas para tan solo caminar, hoy nuevamente me vuelvo a encontrar con un guerrero de la vida, que como tal, supo elegir el camino arduo, pues comprendió que sería este el que lo conduciría a la verdadera felicidad.
Sosteniendo, como todo hombre, aquella postura de que lo fácil no les gusta, optó por lo difícil, seducir a la vida hasta que esta lo mire a los ojos para que se fije en él y solo así quedarse a su lado. Ella se convirtió en la compañera incondicional para él y es hoy, cuando reposada en la arena, levanto la mirada guiándome por una música de fondo para verlos juntos caminando de la mano hasta que él decida, siempre fue así y así será.
01.02.08
Rocio I. Badias
Una vez mas la vida y la muerte deciden sentarse junto a un individuo con el fin de jugar una nueva partida, la oscuridad queriendo cegar, mientras que su luz nunca se apagó. Falto a las reglas del juego, “los de afuera son de palo” fue un código que no supo sostener, se introdujo en la jugada siendo muy consciente de que sería él quien tendría la última palabra.
De repente fueron dos puertas las que se le presentaron en su camino, la oscuridad le ofreció alas para volar, para huir; mientras que su luz le regalo solamente dos piernas para tan solo caminar, hoy nuevamente me vuelvo a encontrar con un guerrero de la vida, que como tal, supo elegir el camino arduo, pues comprendió que sería este el que lo conduciría a la verdadera felicidad.
Sosteniendo, como todo hombre, aquella postura de que lo fácil no les gusta, optó por lo difícil, seducir a la vida hasta que esta lo mire a los ojos para que se fije en él y solo así quedarse a su lado. Ella se convirtió en la compañera incondicional para él y es hoy, cuando reposada en la arena, levanto la mirada guiándome por una música de fondo para verlos juntos caminando de la mano hasta que él decida, siempre fue así y así será.
01.02.08
Rocio I. Badias
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- No es amor, ni ternura, ni cariño, es la vida entera, la mia... que encontre al verla en tus manos (Frida Kahlo)